viernes, 29 de abril de 2011

Epilogo o de cómo las cosas se pueden torcer para joderte los planes

Las cosas después de una buena ducha se ven como de otro color. Embarcada la bici de vuelta a casa y relajado ya en un hotel me miro a ver qué opciones tengo para volver a casa. El mismo día tengo plazas en el último vuelo de Madrid a Mallorca a las 21:30. Bien. Es la una y faltan 8 horas. Pero para llegar a Madrid está un poco más complicado. El mismo día con tren o autobús está imposible, no llegaría a tiempo. Coche de alquiler: la oficina no abre hasta las 16:00. Calculemos. A las 16:00 abren. Media hora para pillar el coche entre que rellenas el contrato, coger el coche y salir de Logroño. 16:30. Hasta Madrid son unos 370km a 120km/h por autopista serían algo mas de 3 horas. 19:30. El avión sale a las 21:30 o sea que antes de las 20:30 debo estar allí, me queda una hora de margen por si pasa algo. ¿Me arriesgo o me lo tomo con calma y salgo mañana? Qué diablos. Reservo el coche y el vuelo por internet. Aviso en casa de que voy de vuelta y que a lo mejor me tiene que ir a recoger al aeropuerto y me voy a comer.

14:00. Me doy un paseo por el centro de Logroño y encuentro un sitio donde comer de menú. La verdad que por fuera el sitio parecía poca cosa pero dentro se comía muy bien.

14:55 Vuelvo paseando al hotel, liquido la cuenta y me subo a la habitación a terminar de recoger las cosas. 

15:20 Pido un taxi y me acompaña hasta la oficina de Atesa. Mientras espero a que abran voy preparando el GPS de mi Nokia 5800. Buenas noticias, la autopista está justo al lado de la oficina, así que salir será más fácil de lo que me pensaba

16:03 Llega la chica de la oficina. Entre el contrato y formalidades 8 minutos. El coche está en una calle paralela y me lleva poco encontrarlo. A las 16:20 ya estoy en marcha, dentro de la autopista y con el GPS guiándome.

La cosa parece que marcha bien. 120km hora (vale, en algunos tramos algo mas) y según mis calculos hasta barajas me quedan unas 3 horas. Hasta Burgos la verdad que perfecto. Autopista, buen ritmo. El cuello con molestias, pero sin fiebre. Al menos de momento. Parece que hoy dormiré en casa. 

Pero, por desgracia, no siempre todo es de color de rosa. Empiezan tramos de obras. La velocidad se ralentiza.  A duras penas llego a 90km/h de máxima. Todo lo que había ido ganando se va perdiendo poco a poco. Pero sigo a tiempo para llegar, no hay que perder las esperanzas tan rápido. El caso es que los tramos en obras se van sucediendo y el margen se reduce cada vez un poco más. Se va haciendo de noche, el tráfico aumenta y los kilómetros se suceden y pero el margen se va estrechando.

19:05 Llevo casi tres horas de carretera. Ya es de noche. Faltan aun unos 60 km para Madrid. Parece que a pesar de haber perdido algo de tiempo sigo en los márgenes. Un poco mas de una hora para 60 km, mas aparcar en Barajas y llegar al embarque supongo que es tiempo de sobra y suficiente, pues si el avion sale a las 21:30, el embarque es una hora antes, las 20:30. Pero la diosa fortuna disfruta jugando con las pobres almas de la gente. Y los coches empiezan a reducir la velocidad hasta pararse. El avance es nulo y el tiempo sigue pasando. 

19:35 Media hora parados y solo he avanzado 1 km. o poco más. Dentro de lo malo, algo bueno. Los 60Km que me faltan son hasta Madrid, según el GPS a Barajas me faltan 30 km. Solo me había fijado en los paneles de la autopista y no había tenido ese detalle en cuenta, Barajas no está en el centro. Si partieran ahora los coches aún podría llegar :-)

 Las 19:50 y sigo teniendo delante un montón de coches parados. Esto no avanza. Ya he mirado opciones para dormir por Madrid, porque me da que no llego.

19:55 Decido llamar a la compañía aérea para cambiar el billete pues ya doy por imposible llegar al aeropuerto a tiempo. El chico que me atiende me dice que el embarque no se cierra hasta las 20:50 así que realmente tengo aún casi una hora para llegar. Me dice que espere un poco y si en media hora sigue sin avanzar y veo que no llego pues que entonces vuelva a llamar y me lo cambiaran para mañana.

Pero la diosa fortuna, jugetona ella, vuelve a girar su ruleta y, al minuto de colgar se ponen los coches en marcha. Se ve que estaba esperando a que llamara para poner en marcha el atasco. Si lo sé llamo antes. 

20:05 La velocidad es buena, por encima de los 90 Km/h. 
20:10 Llego a la M30, ya hay carteles que indican el aeropuerto. Paso la T4.
20:15 Llego a Barajas y entro por la T3. Paso la T2. El aparcamiento de los coches de alquiler está frente a la T1. De noche y mirando el coche de delante no veo carteles pero el GPS me va guiando. Y... va y suena el teléfono. Mi  mujer que por donde voy y como estoy. Le digo que estoy en Barajas, que cuando pueda la llamo que ahora no puedo hablar porque no veo el GPS, pues es el teléfono. Cuelgo, no veo carteles de níngún tipo y se oye la dulce voz del GPS diciendo aquello tan gracioso de: “recalculando ruta”.

MIERRRRRDAAAA. Me salgo de Barajas, me he pasado el aparcamiento. Me cago en …

Nada. Serenidad. El GPS ya ha recalculado la ruta y me indica que con una vuelta corta me vuelve a llevar a Barajas. El caso es que como no tengo el soporte del coche para el móvil y que ahora no se aguanta en el salpicadero, como lo llevaba antes, lo dejo en el asiento de al lado y me guio por los comentarios. Me indica que me mantenga a la derecha para tomar la salida. Lo hago, me mantengo a la derecha y tomo la salida y, así como la voy tomando me repite: “manténgase a la derecha”. ¡¡¡Coño!!! ¿Que no es lo que estoy haciendo? Miro de reojo la pantalla y veo que hay otra salida más adelante y no estoy tomando la que tocaba.

Sinceramente. Nunca había creído esas escenas de películas en que alguien se pone a gritar maldiciendo cuando está solo. Tampoco había soltado nunca tal cantidad de improperios seguidos. El caso es que ahora sí creo en esas escenas y me alegro de que nadie me escuchara desahogarme como lo hice.

Menos mal que el GPS no se desesperó como yo, volvió a recalcular la ruta nuevamente y me fue guiando de nuevo hacia Barajas. La hora, las 20:30. Me da que no llego. Este tour imprevisto me ha hecho perder mucho tiempo. 

Llego de nuevo a Barajas y esta vez si veo los carteles del aparcamiento, además por esta parte si había entrado otras veces y me suena algo mas, así que encuentro el aparcamiento fácilmente. Bueno, el aparcamiento como zona, porque sitio para aparcar es otra cosa: está abarrotado, no hay sitio. Paro directamente frente la oficina de Atesa sin aparcar y le explico al chico la situación. Me dice que no me preocupe que deje el coche ahí y el ya lo colocará. Le pregunto si sabe desde que terminal se hacen los embarques y me indica hacia la T2. Genial.

20:42, le doy las gracias al chico y a correr. Desde la T1 a la T2. Menos mal que me conozco un poco el camino. 
20:47 Llego a la zona de facturación y empiezo a buscar Spanair. ¿Pero cuantas cintas de facturación tiene Air France en este aeropuerto? Por Diooooosssss. Spanair, como no podía se de otra forma, está al final de la sala. Que además, como encima hace algo de curva, no la ves desde lejos y tienes que ir mirando a medida que avanzas. Al final llegue. Las 20:50. Facturo y me indica la chica que aun no hay puerta de embarque asignada porque el vuelo va con algo de retraso. AARRGGHH!!! Yo al borde de una taquicardia, sudando, no se si de correr o por la fiebre y resulta que el vuelo va con retraso. Bueno, al menos eso me da margen para tomar algo.

Paso los controles y me voy de cabeza al primer bar que hay. Una coca cola y un aquarius de vaso grande. Hambre no tenía y lo que tenían pues como que tampoco apetecía mucho. Mientras estoy bebiendo me fijo en la puerta de embarque primera y veo una cola de gente embarcando. Me acerco a las pantallas y busco mi  vuelo. JODO!!! No solo tenia puerta asignada, sino que estaban embarcado y era la cola que tenía delante. ¿Pero no me había dicho la azafata de embarque hacia 15 minutos que no tenia puerta porque iba con retraso? Cagonsus.... Nada, que me pongo en la cola y llamo a casa para avisar que estoy embarcando y que vengan a recogerme. El vuelo tranquilo, pero el cambio de presión lo note. Se me taponaron los oídos, empezaron a dolerme y me notaba la cabeza embotada. Al llegar a Mallorca, me recogió mi padre y me acompaño a casa. Antes de acostarme el termómetro me marcaba 38.7 de fiebre.

Al día siguiente visita al médico. Diagnóstico: laringitis, otitis y un poco de sinusitis para acabar de arreglarlo. Antibióticos por un tubo y reposo. 4 días en cama sin salir de casa, dos de ellos con fiebre, por una quemadura de garganta con una tortilla francesa. Eso si, las ganas de hacer el camino no se me han quitado.

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